El Objetivo: pluralizar los medios de comunicación

Ayer estuve viendo el programa El Objetivo, y me llevé dos sorpresas. La primera, que Ana Pastor no me pareció tan simplista como me lo había parecido siempre. Desde luego Rafael Correa contribuyó a ello en aquella famosa entrevista de televisión española. La segunda es que Pablo Iglesias cada vez tiene mejor construido su discurso en algunos campos, a pesar de que empieza a sonarme demasiado gastado y trillado.


Si bien es cierto que ayer tiró balones fueras en algunas cuestiones, también lo es que dejó muy claras otras. Eso dentro de la ambigüedad en que se mueve Podemos es una buena noticia, porque al menos, empiezo a saber por donde van los tiros (en el caso de las expropiaciones eléctricas, hay un claro ejemplo de ello). No obstante, sigue sin poder explicar ciertas cosas que a mi me preocupan (la reestructuración de la deuda, la renta básica), lo cual me lleva a que todavía no tiene muy clara su viabilidad y, se está trabajando dentro de su partido para saber cómo aplicar dichas propuestas sin que las consecuencias negativas sean tan chocantes.

No obstante, lo que me preocupó del programa de ayer fue, más allá de las contradicciones del propio Pablo Iglesias, que todos tenemos, la parte en la que hablaba de los medios de comunicación. No tenía una propuesta, pero sí afirmó que mientras el sector privado existiera la libertad de expresión sería atacada. ¿Una frase desafortunada? Según Pablo el atentado se produciía en el momento que el dueño del medio imponía una línea editorial acorde a sus intereses. Claro que cuando esto sucede, el propietario ya se encarga de coger personas que sigan esa línea ideológica para sus medios de comunicación. Por lo tanto, habría que saber hasta qué punto eso que defendía ocurre, y en cualquiera de los casos, no se le está impidiendo expresar su opinión como individuo, sino como representante de ese medio de comunicación. 

Rafael Correa fue mucho más listo cuando le preguntaron sobre el tema, y no se apresuró a hacer tal afirmación. Ana Pastor intentó hacerle el mismo juego pero el no cayó y la llevó a su terreno en lo referente a los medios de comunicación. El denunciaba que los medios de comunicación tendían a influir en la opinión pública, por no decir, que en algunos  casos, ellos son la opinión pública, y que por ello había que regularlos. Si a esto le aplicamos que detrás de los medios de comunicación hay entes privados con ciertos intereses, podemos afirmar que, en el caso de las elecciones políticas, podía ganar el candidato que tuviera el beneplácito de estos dueños. Además, tampoco olvidemos como desde medios de comunicación a veces incluso se difama e injuria sin ningún tipo de miramiento, cosa que debería estar penado porque una cosa es la libertad de expresión, y otra cosa es atentar contra la integridad de los seres humanos utiliando la excusa de "es mi derecho a opinar".

Aunque bien es cierto que las medidas de Rafael Correa abogan por la restricción de los medios de comunicación, y eso si atenta contra la libertad de expresión, no deja de ser menos cierto lo que el propio presidente del Ecuador decía. Efectivamente, la libertad de expresión y de prensa tiene estas consecuencias. El tema es como legislar para que no acabe suponiendo un perjuicio para la propia libertad de prensar y de expresión.

Todos sabéis mi postura frente a los medios de comunicación, y puedo dar buen rédito de ello, por otros artículos(1, 2) en los que he hablado sobre el tema, en que tengo una profesa convicción de que están viciados. Y no sólo de que están viciados, sino de que debería haber una forma de que ello no nos afecte de una manera tan directa a la opinión pública, porque antenta contra un derecho como es la libertad de pensamiento. Porque poco importa que tengamos acceso a otras posturas, si la más visible y predominante solapa al resto porque tiene más capacidad para ello por la cuestión finaciera, el resto de posturas permanecen casi invisibles. Por ello debería haber otras opciones que sin atacar la libertad de expresión no atenten contra esa libertad.

Esa solución pasa por pluralizar los medios de comunicación. En el sector privado difícilmente vamos a poder hacerlo porque cada uno hace con lo que es suyo lo que quiere. Pero en el sector público es más que posible, ya que un medio de comunicación público depende del estado, y el estado emana de un acuerdo entre todos sus ciudadanos. Como los ciudadanos no somos todos iguales, en un medio de comunicación público deberían estar representadas todas las posturas posibles que los encuadren.




Por otro lado, para evitar que los medios privados tengan una capacidad tan grande por copar los espacios comunicativos, y con esto me refiero sobre todo, a su capacidad para llegar a la población, se debería regular la parte que depende de ello. Esa parte es la financiación, puesto que en cuanto más capacidad económica tengan, más capacidad tendrán para invertir en métodos que difundan su visión. Igualar las capacidades, por tanto, restaría su poder para monopolizar los espacios dejando entrar así nuevas visiones.

Bajo mi punto de vista, estas opciones serían más que factibles para conseguir el objetivo sin que ello perjudicara la libertad de expresión. Claro que quizá sea, como muchos otras cosas, algo inalcanzable para nuestra sociedad. ¿Tú qué opinas?

Saludos jodidos a todos de Balcerx
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